BRICS: Cuidado con el efecto del lobo

El monarca debe entre todas [las bestias] secundar al león y la zorra, porque el león no se defiende de las trampas, ni la zorra de los lobos.

N. Maquiavelo

El príncipe, XVIII, p. 58

Por: Jesús David Rojas Hernández[1]

Los BRICS[2], constituidos desde 2010, son una asociación de países de economías emergentes, cuyo objetivo es fortalecer los sistemas de acuerdos multilaterales entre estos países y terceros, enfocados en la generación de oportunidades y soluciones en los ámbitos económico, financiero y político, lo cual plantea a corto, mediano y largo plazo confrontaciones con los bloques económicos que ejercen la hegemonía en el mundo desde el fin de la Guerra Fría; es decir, con Estados Unidos, Canadá, Europa occidental y sus agregados, como Australia, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur y los países de Europa oriental que progresivamente se han ido sumando a la OTAN y a la Unión Europea.

En este contexto se ha ido generando un nuevo escenario de Guerra Fría, ya no ideológico, sino con el fin de establecer relaciones de poder entre las potencias hegemónicas que pretenden la globalización sobre la base de la subordinación de países al poder central por una supeditación económica, política y cultural, sustituyendo progresivamente las culturas nacionales por la cultura y los valores occidentales, mientras que, del otro lado, surge el grupo BRICS que propone una mancomunidad económica con fundamento en la complementariedad de las economías en sus países, por el respeto de los derechos e identidad cultural de sus integrantes, en armonía con las decisiones adoptadas por unanimidad.

Hay que advertir que, en esa confrontación, Estados Unidos y sus aliados han demostrado suficientemente, a través de sus ejecutorias políticas, que son capaces de utilizar todas las armas conocidas o no, y de violentar todas las normas del derecho internacional, de negociación, de principios y hasta de su propia palabra, con tal de derrotar a sus adversarios políticos, que ellos consideran enemigos. Evidencia histórica importante, a los fines de la presente disertación, es que las armas han sido usadas y consideradas como necesarias para imponer su criterio y dominación unipolar.

Por ejemplo, en América Latina se creó la CELAC[3], que se materializó por iniciativa del presidente comandante Hugo Chávez, como herramienta de integración del hemisferio americano con exclusión de Estados Unidos y Canadá, el cual está virtualmente paralizado por falta de consensos entre sus integrantes, situación similar a la forma de adopción de decisiones en el grupo BRICS.

Es entonces imperiosa, en este momento, la conveniencia de evidenciar que Estados Unidos, usualmente, ha infiltrado a voceros nacionales o de otros países para torpedear los objetivos de los grupos que pueden ensombrecer o dificultar los objetivos de su política internacional expansionista4.

En este caso, nos llama mucho la atención de un lobo que necesita ser advertido por los leones y zorros del grupo BRICS, en los términos encriptados del filósofo y escritor Nicolás Maquiavelo5; nos referimos a la posición ambigua, de amigo débil y a veces oportunista, de la autoridad de Brasil.

Primero, empeñado en lograr la incorporación de Argentina al grupo, objetivo logrado sin un análisis estratégico de invitar a un enemigo, pues las fuerzas progresistas de Argentina no dominan la escena de ese país desde la salida de la presidenta Cristina Fernández de Kirschner, y las ejecutorias de los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández advertían un total alineamiento de esos grupos económicos de poder con Estados Unidos; en segundo lugar, la expresada intención del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para incorporar a Colombia al mismo grupo; aunque el presidente Gustavo Petro pueda ser muy progresista, es claro que la clase dominante colombiana está supeditada a Estados Unidos a tal punto que permite bases militares en ese país, lo que demuestra la incapacidad del presidente para dominar a lo interno. A la fecha, Petro ha recibido amenazas de atentados magnicidas y de golpes de Estado.

De otro lado, Brasil no impulsa y más bien silencia las intenciones de Bolivia y Venezuela y sus gobiernos contrahegemónicos de sumarse a ese grupo BRICS, mientras se pone del lado de las trasnacionales energéticas en el asunto de Guyana, por las viejas apetencias imperiales de Brasil de lograr salidas propias al Pacífico y al Caribe: la primera fue enfrentada por Simón Bolívar ante la ocupación de la ciudad de Guayaquil, entonces parte de la República de Colombia con un ultimátum; la segunda la sabrá enfrentar el bolivarianismo venezolano.

Desde acá advertimos a nuestros aliados extracontinentales de los BRICS.

Entendemos, desde la Patria de Bolívar y en el marco de la Diplomacia de Paz, que las acciones oportunas de los socios mancomunados es lo que demuestra efectiva y eficientemente la conveniencia de tener aliados en el contexto de los conflictos globales que los países del mundo enfrentan hoy en distintos lugares del globo terrestre.

Hay que preguntarse si el ciudadano Luiz Inácio Lula da Silva es el mismo de sus primeros dos gobiernos; si su pasantía por la cárcel producto de la capacidad de los poderes fácticos de Brasil han movido su firmeza ideológica de otrora visión progresista de la política, o si le han impuesto un pragmatismo.



[1] Abogado venezolano. Profesor asociado del IAEDPG, UMBV, UNEXCA, IIyP/ENM, FJMVS. Especialista en Derecho Administrativo, Derecho Procesal, Derecho Penal Internacional, Derecho Internacional Humanitario, Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Magíster en Ciencias Jurídicas. Doctor en Ciencias de la Educación y en Derecho Internacional Público.
[2] http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_cosmos/article/view/28621. Las siglas BRICS, como es ya casi del dominio público, se utilizan para nombrar el conjunto formado por Brasil (B); Rusia (R); India (I); China (C) y Sudáfrica (S). Se trata de cinco naciones consideradas economías emergentes o recientemente industrializadas y las más importantes del planeta, que, aparte del cúmulo de economías desarrolladas, por su crecimiento reciente, su tamaño e influencia geopolítica, han ganado notoriedad entre académicos, estudiosos y políticos, al menos. Experimentaron su primera ampliación el 1 de enero de 2024, con la invitación a Argentina, Egipto, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía. El único país que no aceptó su incorporación fue Argentina, a pesar de los esfuerzos realizados por Brasil para lograr su objetivo.
[3] Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que se constituyó el 3 de diciembre de 2011, en la Cumbre de Caracas con 33 países que cubren una superficie territorial de más de 20 millones de kilómetros cuadrados, sobre la base de adopción de decisiones por consenso.
[4 ] Lograron conseguir una invitación al Congreso Anfictiónico de Panamá, contra la voluntad expresa del Libertador Simón Bolívar, con el fin último de torpedear la constitución de la Confederación Americana, y ahora con la CELAC.
[5] En su libro El príncipe.

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